Quien no ha observado alguna vez a su perro, cuando se queda quieto con la mirada clavada en un punto fijo sin que haya nadie, ni nada que nosotros podamos percibir, o incluso ladrando a la nada dando la sensación de que nos protegen. Algunos van mas allá y dicen que los perros pueden ver fantasmas, y que incluso cuando ellos mueren se aparecen a sus dueños como tales para despedirse o por que se niegan a dejar su vida terrenal siguiendo al lado de la persona a la que querían en vida. Hay varios documentos y estudios paranormales sobre esto y algunos realmente erizan los pelos y como cualquier historia de fantasmas podemos creerlas o no, pero están ahí. Muchas leyendas también narran historias de perros fantasmas que acuden en ayuda de sus amos, perros celtas que ayudan a los héroes en momentos cruciales, perros sudamericanos que acompañan a sus dueños por el túnel que separa la vida de la muerte y guían el alma de sus propietarios hasta la otra vida… Y así podríamos seguir relatando mil y una historias sobrenaturales o leyendas sobre perros que han acompañado a los hombres desde el principio de la unión entre ambas especies en esta vida. Unión que supuestamente no se rompe ni en el mas allá. Una vez me contaron el caso de un amigo que tenia una perra llamada Laica, a la que quería mucho. Era parte de su familia, ella dormía con él al pie de la cama, en la humilde vivienda (fabricada de tablas y cinc), a mi amigo desgraciadamente le quitaron la vida unos ladrones. Estando él en su casa, entraron violentamente y le dispararon. Cuando la familia escuchó las detonaciones corrieron a abrir la puerta de la parte de atrás de la casa, la primera que estaba en esa puerta era Laica. Mi amigo murió instantáneamente. A consecuencia de esto Laica comenzó a dormir con su hermana y no se apartaba ni un instante de ella, inclusive parecía que estaba en shock, no ladraba y se comportaba extrañamente. Era normal observarla en la puerta de atrás de la casa como esperando a alguien. Fue al cumplirse un mes de la tragedia que Laica ladró de nuevo, pero lamentablemente el día que mi amigo estaba cumpliendo 3 meses de su muerte, un automóvil atropelló a Laica. Fue algo increíble, me contó la hermana de mi amigo que llegó hasta donde estaba caída, le acarició la cabeza mientras ella la miraba como cansada o triste y se despidió de ella, le dijo que se fuera con su amigo, que todo estaba bien. Laica pareció ya saber el significado de ese mensaje y murió.
El hombre y su perro, una historia de amor y fidelidad.
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